Durante generaciones, orinar de pie fue visto como una suerte de símbolo masculino, una costumbre heredada más por tradición que por razones médicas. Sin embargo, cada vez más voces, tanto desde la ciencia como desde la salud cotidiana, señalan que orinar sentado podría ser no solo más higiénico, sino también más beneficioso para algunos hombres.

El debate se reavivó en redes sociales a partir de un video del enfermero y divulgador Jorge Ángel (@enfermerojorgeangel), quien explicó con claridad que orinar sentado ayuda a vaciar mejor la vejiga, especialmente en hombres con afecciones prostáticas. “Se ha visto que al orinar sentado se relaja más la musculatura y por lo tanto la vejiga se vacía mejor, dejando menos residuo posicional”, detalló.

Un respaldo científico que no pasa desapercibido

Esta afirmación no es aislada. Un estudio publicado en 2014 por la revista científica PLOS ONE, realizado por el Leiden University Medical Center (Países Bajos), llegó a conclusiones similares: los hombres con próstata agrandada que orinan sentados retienen menos orina residual, un dato clave porque el exceso de orina en la vejiga puede incrementar el riesgo de infecciones urinarias o la formación de cálculos.

Según los investigadores, la posición sentada mejora el vaciado de la vejiga hasta en 25 mililitros en promedio. Si bien la cifra puede parecer pequeña, en términos clínicos es significativa. De hecho, los resultados fueron comparables a los efectos de ciertos medicamentos como los bloqueadores alfa, que se recetan habitualmente para tratar problemas prostáticos.

¿Y en hombres sanos? No hay diferencias... ¿o sí?

Para quienes no presentan problemas urinarios o prostáticos, el estudio no encontró diferencias sustanciales entre orinar de pie o sentado en lo que respecta a flujo urinario, velocidad o volumen residual. No obstante, hay matices que merecen atención. Orinar sentado puede favorecer la relajación de los músculos del suelo pélvico y la cadera, algo que, con el paso del tiempo, podría representar una ventaja adicional en hombres mayores.

También se ha sugerido que la presión abdominal se distribuye de forma más eficiente en la postura sentada, facilitando así la expulsión de la orina sin generar tensión muscular innecesaria.

Cuestión de higiene y convivencia

Más allá de lo clínico, el enfermero Jorge Ángel resalta otro punto importante: la higiene. “Hay gente que de verdad parece que tiene un aspersor y encima tampoco levanta la segunda tapa”, ironizó en su video, aludiendo al clásico problema de salpicaduras y descuido al orinar de pie.

Orinar sentado puede mejorar la limpieza en los hogares compartidos y evitar malos momentos con otras personas que usan el mismo baño. A esto, el enfermero le suma un beneficio práctico: “También podés hacer un 2x1, ya que estás”, bromea, haciendo referencia a la posibilidad de orinar y defecar en una misma visita al inodoro.

¿Costumbre o salud?

El debate sobre si es mejor orinar de pie o sentado no tiene una única respuesta válida, pero sí evidencia creciente que invita a repensar costumbres. Para hombres con problemas prostáticos, orinar sentado parece ser claramente más beneficioso. Para los demás, podría representar una mejora en términos de higiene, comodidad y prevención a futuro.

En definitiva, lo que alguna vez fue visto solo como una costumbre cultural o un gesto de masculinidad, hoy se enfrenta a argumentos médicos y prácticos que invitan a mirar el baño con otros ojos. Y, tal vez, con otra postura.